La "bacteria del arsénico" se hizo inmediatamente popular y sus autores
aseguraban que prescindía del fósforo y utilizaba un elemento
habitualmente tóxico como es el arsénico para componer su ADN y otras
moléculas.
La alegría duró pocos días, pues numerosos miembros de la comunidad científica comenzaron a sospechar sobre el rigor del descubrimiento. Ahora, dos estudios publicados por la revista Science profundizan en el tema y demuestran que la bacteria, conocida como GFAJ-1, no puede sustituir el fósforo por arsénico para vivir, tal y como se había anunciado.
Los trabajos, realizados por los equipos de Tobias J. Erb y Marshall Louis Reaves de forma independiente, concluyen que, aunque la bacteria puede sobrevivir en un entorno con grandes cantidades de arsénico y escasez de fósforo, necesita de este último aunque sea en dosis mínimas para vivir, y descarta que haya incorporado este elemento a su estructura genética.
La idea propuesta en el anuncio de 2010 suponía una revolución, según proclamó la propia NASA, en tanto que todas las formas de vida conocidas en nuestro planeta utilizan seis elementos fundamentales: oxígeno, hidrógeno, carbono, nitrógeno, fósforo y azufre. A diferencia del resto de formas de vida, GFAJ-1 había sustituido el fósforo por arsénico y apuntaba la existencia a una segunda "rama de la vida".
La bacteria, asegura la revista Science en un editorial, "parece haberse especializado en recolectar fósforo en condiciones extremas, lo que podría ayudar a explicar por qué consigue crecer cuando el arsénico está presente dentro de la célula". Pero desde luego, añaden, "no rompe las reglas de la vida ampliamente conocidas".
La alegría duró pocos días, pues numerosos miembros de la comunidad científica comenzaron a sospechar sobre el rigor del descubrimiento. Ahora, dos estudios publicados por la revista Science profundizan en el tema y demuestran que la bacteria, conocida como GFAJ-1, no puede sustituir el fósforo por arsénico para vivir, tal y como se había anunciado.
Los trabajos, realizados por los equipos de Tobias J. Erb y Marshall Louis Reaves de forma independiente, concluyen que, aunque la bacteria puede sobrevivir en un entorno con grandes cantidades de arsénico y escasez de fósforo, necesita de este último aunque sea en dosis mínimas para vivir, y descarta que haya incorporado este elemento a su estructura genética.
La idea propuesta en el anuncio de 2010 suponía una revolución, según proclamó la propia NASA, en tanto que todas las formas de vida conocidas en nuestro planeta utilizan seis elementos fundamentales: oxígeno, hidrógeno, carbono, nitrógeno, fósforo y azufre. A diferencia del resto de formas de vida, GFAJ-1 había sustituido el fósforo por arsénico y apuntaba la existencia a una segunda "rama de la vida".
La bacteria, asegura la revista Science en un editorial, "parece haberse especializado en recolectar fósforo en condiciones extremas, lo que podría ayudar a explicar por qué consigue crecer cuando el arsénico está presente dentro de la célula". Pero desde luego, añaden, "no rompe las reglas de la vida ampliamente conocidas".
Fuente: lainformación.com
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