Investigadores estadounidenses han descrito por vez primera la estructura química exacta de la cápside del VIH,
una especie de cubierta de proteínas que protege el material genético
del virus y que se sabe que es clave en su virulencia. El hallazgo de
este equipo de la Universidad de Pittsburgh merece la portada de la prestigiosa revista Nature porque la información podría conducir a nuevas vías de enfrentarse a un virus tan complejo y mutante.
La cápside o nucleocápside, explica José Alcamí, del Instituto Carlos III, es una estructura que «protege el genoma del virus»
y tiene la función de permitir que, de alguna manera, éste se prepare
para alcanzar el núcleo de la célula e infectarla. Su misión, dice, es
mantener el materia genético del VIH protegido hasta el momento justo, «ni demasiado pronto, ni demasiado tarde», y entonces se desensambla y libera al VIH para
que infecte el núcleo de la célula. Así, subraya, Peijun Zhang ,
coordinador del trabajo, el momento de la apertura de la cápside «es
esencial para determinar grado de virulencia del virus, por lo que en
ese instante es en el que se podría quizás interferir mejor en la
infección por el VIH» .
Debido a que se sabe que la infectividad del VIH depende la estructura de la cápside, Alcamí cree que el hecho de conocer cómo funciona podría permitir el diseño de fármacos que se dirijan a la cápside, o bien para «bloquear» ese proceso de desensamblaje o para «acelerarlo», con lo que la capacidad infectiva del virus se reduciría.
Desde hace años esta estructura se había convertido en el objeto del
deseo de muchos equipos de investigadores por su posible papel en el
desarrollo de nuevos fármacos antirretrovirales. «Sabíamos que la
cápside tiene una importancia clave en la replicación del VIH,
por lo que conocer su estructura en detalle supone una muy buena
noticia para el desarrollo de nuevos medicamentos para tratar o prevenir
la infección», explica Zhang. En su opinión, este enfoque puede
convertirse en una alternativa poderosa para las terapias actuales
contra el VIH, que actúa en ciertas enzimas, pero que no son totalmente eficaces debido a que el virus termina por mutar y hacerse resistente a los tratamientos.
La descripción completa de la cápside no hubiera sido posible sin la ayuda de las nuevas tecnologías, como los superordenadores petaescala,
sin los cuales nadie podía juntar toda la cápside del VIH, un conjunto
de más de 1.300 proteínas idénticas que forman una estructura en forma
de cono, de forma detallada a nivel atómico. «Hablamos de una estructura
grande, una de las jamás resueltas», señala el profesor de Física de la
Universidad de Illinois, Klaus
Schulten. Investigaciones previas habían demostrado que la cápside del
VIH contiene una serie de proteínas idénticas; es decir, es siempre la
misma proteína como una especie de Lego en 3D de la misma proteína.
Fuente: mi+d
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